LA RUINA
Imaginen que salir de noche por
Burgos pudiera compararse con construir una casa. Hay que tener planos, hay que
tener materiales, hay que saber ponerlos en su sitio, hay que tener buena mano
a la hora de levantar muros, colocar puertas, dejar bien puestas las ventanas.
Imaginen que pudieran hacer todo eso, la casa y salir por la noche en nuestra
fría ciudad, de una sola pieza. Una pieza maestra. Una pieza que no se puede
disociar del resto de la casa. Una pieza fundamental de la noche burgalesa. Esa
pieza en construcción dudo que exista. Pero en las noches de Burgos, esa pieza
que no falla nunca se llama La Ruina. Y de ruina nada, oigan.
Este 20 de Febrero se cumplen 21
años de la apertura de La Ruina y un año desde la reforma que hizo que todo
fuese nuevo para que todo siguiese igual. La Ruina es ese bar que lleva, año
tras año, al pie del cañón. Ubicado en un sótano de la Calle Fernán González en el que en su día nadie se atrevía a entrar
para hacer la reforma por miedo a que todo se viniera abajo, la verdad es que, para
muchos, la noche no se acaba hasta que lo deciden Jose, María y Estíbaliz.
Cualquiera diría que, en sus orígenes, La Ruina, era un garito de música electrónica.
Pronto se reconvirtió al estilo actual, que mezcla la mejor música
internacional de los 80, lo más granado de la música de La Movida y lo más
nuevo durante cada época, en muchas ocasiones descubriendo a grupos que, con el
tiempo, se han convertido en grandes.
El ambiente en La Ruina es de lo
más ecléctico. Dado que su selección musical es tan variada, y su ambiente en
general es tan heterodoxo, lo mismo se puede usted encontrar a un amante del
rock de toda la vida, como a un seguidor del indie más moderno, pasando por
nostálgicos de las grandes bandas de otros tiempos o del pop patrio más
recalcitrante. Vamos, que más que recomendable, este local es un “must”, un bar
en el que todo el mundo tiene sitio y un más que brillante broche para una
noche de fiesta en el Palacio de Invierno…
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