lunes, 14 de enero de 2013

Noches Burgalesas: La Pécora


"LA PÉCORA"


     Pocas cosas hay indiscutibles en Burgos. Una es que si caen cuatro copos de nieve nos sacan en los telediarios. Otra puede ser que los burgaleses somos recios y secos, como buenos castellanos. Quizás hayan ustedes oído hablar de tópicos como que uno no es burgalés si no le gusta la morcilla, no se sabe “El Cantar Del Mío Cid” o no lleva una chaquetilla en Agosto en Torrevieja “por si luego refresca”. Todos ellos guardan algo de realidad, pero, si hay algo que es indiscutible, es que uno no es burgalés si no ha tomado una copa, o más, en “La Pécora”.



     El pub “La Pécora” es uno de los locales más añejos de las noche burgalesa, no en vano entre sus paredes se ha escuchando la mejor música y se lleva tomando el pulso a la ciudad desde la época de La Movida, bendita inocencia aquella. Hoy en día, y tras alguna época menos amable, “La Pécora” es uno de los pubs más amables de Las Llanas, una de las principales zonas de marcha de Burgos. Es un sitio de reunión tanto vespertina como nocturna de esos que ya no quedan, con sitio para todo el mundo y en el que nadie se puede sentir desplazado. Música de calidad, intemporal, con una decoración basada en la época dorada del rock’n’roll americano, con discos de vinilo, matrículas, recortes de prensa antiguos y adornos de lo más variopinto, que hacen de su interior un sitio acogedor y curioso, y en el que con cada nueva visita descubres un nuevo detalle. Por no olvidar la música que en su interior suena y siempre ha sonado: lo mejor (y sólo lo mejor) del rock'n'roll de todos los tiempos, el pop más elaborado y, en general buena música, de esa que te gusta escuchar y te lleva a otras épocas...

     Sin duda, un gran local, y un imprescindible para todo aquel que quiera saber qué se cuece en la movida cultural nocturna de la ciudad que no te dejará frío… No lo duden, entren en “La Pécora”, y pidan una pinta de cerveza, una copa, un refresco, lo que les apetezca, y vayan en buena compañía, para poder dar buena cuenta de los cacahuetes salados con los que obsequia la casa. Y no lo duden, si van una vez, será la primera, pero no la última. Garantizado.


(Gracias a Blogofago y Leo Poupeedeson por sus aportaciones)

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